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¿Estás Consciente De La Crianza Autoritaria?



A nuestro entorno (familiar sobretodo) se le hace difícil comprender lo que nos esforzamos día a día para seguir «nuestro estilo de crianza» Un estilo poco idealizado pero informado, democrático; pues frente a un estilo autoritario del cual muchos venimos y practicamos -cual única forma- nos juzgan y hasta contradicen con nombramiento espiritual-teológico.

Lo que pretendemos en nuestra crianza:

Procuramos criar de manera democrática; proponemos límites entorno al respeto, salud y seguridad. No de manera autoritaria, sino explicando y razonando las reglas de convivencia.

Procuramos escuchar a nuestro hijo y si es necesario, tolerar cualquier demanda de éste.

Ufff procuramos un alto grado de comunicación, considerando el dialogo como el mejor sistema para que nuestro hijo comprenda.¿Y cómo dice la ciencia que serán (será) estos niños en el futuro?Pues, niños responsables, con una gran autoestima, una alta competencia social, que saben tomar decisiones, trabajar en equipo, con un auto concepto realista, positivo y un óptimo rendimiento intelectual.

Este estilo de crianza es bastante claro, y muchos tienden a confundirlo con «permisivo» o «indiferente». Por ejemplo: confundimos el tema del control paterno. Los límites dan estabilidad, no tienen que relacionarse con algo malo pero hay que ser coherentes con los límites, que haya límites no significa que el niño haga todo lo que el padre/madre decidan, sino que los límites pueden (o deben) ser consensuados entendidos desde el amor y paciencia.

Como dice Rebeca Wild: “Los límites son por lo tanto imprescindibles para que pueda llegarse a actuar en libertad. Son los puntos de apoyo necesarios para que todo organismo… pueda también orientarse en el mundo exterior”

Y hay que pensar muy bien los límites ?(palabra incomoda que hace falta comentar y comprender desde su origen etimológico) necesarios de los que no son necesarios, por ejemplo:– Un niño se tira al suelo a mirar una hormiga y le obligamos a que se levante, ya que se mancha. Deberíamos valorar la importancia de cada acto, ¿qué es más importante para su aprendizaje?, que aprenda a través de la observación el fascinante mundo natural o que se manche la ropa.

– El niño va a subir una grada “no subas que te vas a caer” ¿por qué? ¿no será más gratificante que por lo menos lo intente?. Si se cae ¿es tan peligrosa la caída? ¿de veras se va a lastimar? ¿o sólo se va a manchar las rodillas? ¿va a aprender a controlar su cuerpo si lo intenta?

– Otro: va caminando por la calle y va tocando todo a su paso, el adulto le repite: “No toques eso está sucio” ¿no será que el niño está recibiendo información a través del tacto?, ¿está reconociendo diferentes materiales, texturas…?, ¿le podemos lavar las manos al llegar a casa?.

Por supuesto que existen límites en todo lo que pueda acarrear un peligro real para el niño y para otros seres humanos como ir en el carro sin cinturón o silla, saltar desde una ventana o escalera, cruzar una calle sin mirar, agarrar un cuchillo, pegarle con una piedra a otro niño, tomar cloro, etc.… Pero en otras cosas… Deberíamos revisar si de verdad los límites son necesarios, aportan algún beneficio al niño o si por el contrario frenan su interés natural, sus movimientos, sus ganas de aprender, su creatividad…

Puede parecer un sueño, algo irreal, pero con un ligero cambio (o profundo) ¿podríamos cambiar el mundo? ¿Siendo padres más receptivos, más afectuosos, más disponibles… Crearíamos una generación con las mismas características?


Texto apoyado en estas referencias bibliográficas:

Sorribas, M; García, A. (2008)

Intervención con familias y atención a menores en riesgo social.

Altamar. Barcelona


Wild, R. (2006) Libertad y límites: amor y respeto.

Herder

Cualquier cosa, manden un correo al autor o editorial.

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